Aprovechando el evento organizado por la revista Bike, Test
the Best, tuve la inmensa suerte de hacer unos kilómetros en una bici de las
que se prueban pocas veces en la vida. No sólo por precio, sino por acabados,
tecnología, filosofía de marca,… ¡por todo!
Open es una marca que nace de las mentes brillantes de dos
apasionados del ciclismo, que tras conocerse en sus etapas en laborales en
Cerveló, decidieron unir sus voluntades y virtudes en una marca propia. Una
marca cercana al usuario, en la que la información que éste comparte con los
creadores, les llega directamente pues, ellos son los que responden en muchos
casos.
Según ves la bici, aunque parece sencilla, percibes algo
especial. No hay colorines, grandes logos, ni “vulgaridades” de ese tipo. Todo
es discreto, efectivo y práctico. Si hay una forma, es porque tiene que
haberla, no por capricho. Si hay una parte más dimensionada, es porque soporta
más esfuerzo.
Según la coges, compruebas otra de sus virtudes: su bajo
peso. La Open presume de ser el cuadro de 29” más ligero del mercado (871
gramos en talla L). Y como vamos viendo, no es casualidad, sino trabajo,
conocimiento y diseño.
Tras los ajustes pertinentes de altura de sillín, presión de
horquilla y ruedas y ángulo de manetas, llega el mejor momento. La has visto,
la has cogido pero, lo que más gusta es, sin duda, montar en ella.
Antes de cogerla, había dado varias vueltas al circuito de
pruebas que iba a usar (al no probarla en los lugares que suelo montar) con la
bici que uso normalmente, para buscar referencias conocidas. El circuito es,
variado, con subidas durillas y una pequeña trialera, otra zona de ligera
bajada de sendero y una zona final de bajada revirada. No hay pistas, ni
bajadas rápidas. Es un circuito corto que, considero mejor para buscar lo que
te ofrece una bici porque, si coges un circuito muy largo (no siendo donde
montas habitualmente), no consigues resultados óptimos.
Volviendo a la prueba, la bici ya está ajustada a mis gustos y salgo por las calles de Cercedilla hacia la primera subida. Aceleración fulgurante, fruto del poco peso que tenemos que mover, es la primera sensación. Te vienes arriba y empiezas a arrastrar desarrollo y a subir pulso. La bici te lo pide, es una purasangre. Es como un coche deportivo, puedes ir despacio pero, como mejor se encuentra es, yendo rápido.
Llega la zona más técnica, una zona de piedras corta pero,
que en el reconocimiento hago en plato pequeño para tener más respuesta por si
me quedo atrancado. Llego con la Open a más velocidad y prefiero no quitar
plato. No hay problema. Ayudado por la ligereza y la efectividad del cuadro, se
solventa sin problema. Tiro un poco de manillar y aunque me paso bastante (no
estoy acostumbrado a tan poco peso), he pasado a una velocidad bastante mayor
que lo que había visto con anterioridad. La forma de los tirantes, muy planos,
permite una buena rigidez en el sentido lateral, mientras que, aporta
flexibilidad en el vertical, lo que potencia la absorción, tanto si la buscamos
para mejorar la comodidad, como si buscamos tracción, siguiendo con mayor
fidelidad el terreno.
Zona de sendero rápida, en la que se siente cómoda. Rápida
de reacciones, por su bajo peso pero, no nerviosa, por su geometría
equilibrada, responde a todo lo que se le pide con precisión. Al igual que en
la siguiente parte de circuito, ya de bajada, las trayectorias son fieles, al no
haber flexiones ni imprecisiones, ni del tren delantero, ni del trasero.
Muestra muy buenas maneras bajando, completando así, el circuito de prueba.
Llega el peor momento, devolverla. Aun con el montaje más
“básico” es una máquina perfecta para carreras y rutas de larga distancia. Lo
único que me ha gustado un poco menos, son los frenos, por su tacto. No van mal
pero, me gusta otro tacto, más seco, no tan esponjoso. De todos modos, no deja
de ser una cuestión de gustos, no porque funcionen mal.
El precio a pagar es elevado, pues son 2650 euros, el cuadro
y 3300, todo lo demás. Es mucho dinero, obviamente pero, no está lejos (incluso
por debajo, dependiendo de las vueltas que demos para buscar una horquilla bien
de precio), de un S-Works, por ejemplo. Y con todos mis respetos, el Open juega
en una liga muy distinta, sobre todo, porque es mucho más personal. A todo
esto, se le puede añadir que es el cuadro más ligero del mercado pero, una vez
probada, caes en la cuenta que, eso ya es una banalidad, comparado con lo demás
que te ofrece.
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