viernes, 13 de junio de 2014

12h Puerto Lumbreras 2014: crónica

Tras un 2013 en el que acabé, más o menos contento a  nivel de resultados, se presenta un 2014 lleno de incertidumbre y un tanto “raro”. Es distinto a los anteriores porque, este año no voy a seguir ningún Open o Trofeo de carreras de 24 horas, en los que podía compensar mi falta de velocidad o brillantez en los resultados parciales, con una regularidad que, siempre ha sido uno de mis puntos fuertes (o menos débiles, depende de cómo se mire). Todas van a ser carreras sueltas, encontrando el aliciente en la participación en el Campeonato de Madrid, Europa y del Mundo. Objetivos muy elevados pero, bastante ilusionantes a priori.
Empiezo a entrenar el 1 de noviembre, con mi método de entrenamiento: todo lo que pueda entrenar. Desde la primera semana, hasta la última. Así, no es extraño verme hacer tiradas de más de cuatro horas la primera semana. Sé que no es un método científico y posiblemente, tampoco sea correcto pero, es el que uso y me va bien (dentro de mis posibilidades).
Según va pasando el tiempo, cada vez se hace más pesado entrenar sin un objetivo cercano, sin competir. Hasta mayo no tengo localizada la primera carrera de 24 horas y se me hace muy largo, pasar casi siete meses hasta la primera carrera. Para hacer más llevadera la espera, decidí competir en las 12 horas de Puerto Lumbreras Sportul. Además de calmar mi impaciencia, al ser de 12 horas, puede valer como un inicio menos traumático de la parte competitiva de la temporada.
Tengo claro que no es mi distancia, dado que suelo aprovechar mis “cualidades” a lo largo de la noche en las carreras de 24 horas y mantener un ritmo constante, aunque no sea tan rápido, sin las paradas que, suelen necesitar algunos que van más rápido que yo. Pero, es una buena toma de contacto con la competición.
El planteamiento del desplazamiento y alojamiento, lo varío respecto a las carreras de 24 horas, no llevando la autocaravana. No es necesario dormir durante la noche de la carrera (por mi mujer, no por mí), por lo que, iríamos en coche. Más rápido y cómodo. Dormiremos la noche anterior en un pueblo cercano y volveremos a casa, nada más acabar la carrera, si no acabo muy muerto.


Los preparativos de la carrera son los mismos de siempre, muy mecanizados, por lo que, no dan problemas. Ya en la zona de carrera, llegamos un  poco tarde y nos tenemos que colocar lejos del circuito, lo que dificultaría mucho las labores de asistencia y avituallamiento. Optamos por coger todos los bártulos (repuestos, luces, comida, bebida,…) y llevarlos a la zona de la carpa habilitada para participantes en categoría Solo. Así, en caso de necesitar algo, no hay que ir hasta el coche.


Me coloco en parrilla en la parte trasera. Las primeras posiciones, entiendo que, serán para los que van en equipos; suelen ir mucho más rápido que los individuales. Salgo tranquilo y veo que no es buena estrategia haber salido tan atrás. Estoy acostumbrado a carreras con menos participantes y a que no se formen atascos. Aquí, hay muchas bicis en el circuito y cuesta coger el ritmo al ir adelantando, coger algún atasco, que alguno te adelante,… Punto a mejorar por mi parte, claramente.
Las primeras sensaciones no me gustan nada. Vengo pensando que este año voy mucho mejor y que, por fin, ando algo. Las primeras vueltas veo que, aunque he mejorado, sigo siendo una patata, como ciclista. Espero no haber perdido mi ritmo constante. Siempre entreno solo y no compararme con nadie, tiene estas desventajas.
Tras este pequeño revés a nivel mental, pongo el piloto automático y a meterme vueltas en el mismo tiempo. Mi especialidad. Voy muy alto de pulso, aunque, tampoco voy muriendo en cada vuelta.
El circuito, se puede resumir en una subida y una bajada. La subida es, en su primera parte, tendida, con un repecho fuerte, volviendo a ser suave y acabando con un tramo de subida bastante dura. Las primeras vueltas, aguanto el plato grande en todo el circuito. La bajada, tiene zonas de sendero, muy reviradas y con mucha arena suelta. Me doy cuenta de que, cada vez bajo peor. Quedan lejos los tiempos en los que, en rally, si llegaba con alguien a una bajada, casi siempre, me lo “pulía”. Ahora, lo único que hago es apartarme para no estorbar. Tampoco le veo el sentido a bajar arriesgando en una carrera tan larga.
En la quinta vuelta, empiezo a notar que las ruedas pierden aire. He hecho la “ñapa” de tubelizar unos neumáticos normales y me he quedado corto de líquido y lo estoy pagando. De momento, por la pérdida de concentración y de confianza, doy la vuelta un par de minutos más lenta. Después, perderé otros ocho minutos en solventar la situación, dado que hay que ir al coche. En el fondo, es poco para lo que podía haber sido si, pierdo todo el aire de las ruedas a mitad de circuito y tengo que arreglar o acabar la vuelta andando.
Sigo a mi ritmo, bastante constante. Como y bebo de forma, más o menos correcta. Sigo comiendo poco en las carreras pero, tampoco me quedo vacío en ningún momento.
Durante el día ha hecho buena temperatura, lo que, ha permitido ir de corto durante todo el día. Por la tarde, caen unas gotas de lluvia que, afortunadamente, no van a más y se queda en el susto. No me es nada agradable hacer tres o cuatro horas empapado. Mejor, si seguimos con todo seco y buena temperatura.
Sin darme cuenta, llega la hora de poner las luces. Quizá se pasaron un poco al obligar a encenderlas tan pronto pero, no es mucho problema al no precisar la autonomía de toda la noche, como ocurre en las de 24 horas. Estreno una luz nueva. Es una Solar Storm XT40, recién comprada en una tienda del lejano oriente, a un precio muy interesante. Me es imposible hacer la inversión que supone adquirir las Lupine que tanto me gustaron al hacer la Vuelta a Madrid (m500) en septiembre. Son baratas y su autonomía no es tan bestial como la de la luz alemana pero, me encanta como funciona. Muy buena luz y bajo consumo. Usa cuatro leds XM-L2, el más moderno de Cree y quedo sorprendido de su buen funcionamiento.
Ya hace un rato que me he puesto en cabeza de mi categoría (M40) y más o menos, tengo controlado al segundo. Voy muy cómodo. Ahora las sensaciones, son todo lo contrario a las del principio. Sigo al mismo ritmo que al empezar y llevo más de diez horas sin parar. Tengo la sensación de no poder ir más rápido pero, de ir muy cómodo a ese ritmo.


Hago el último paso por meta a las 11.28 horas de carrera, habiendo cerrado el circuito a las 11.25, por lo que, no puedo continuar (tampoco me daría tiempo). Sin el pinchazo, sí que hubiese podido dar otra vuelta. Me paro y voy a hablar con mi mujer. Tengo la sensación de no haber hecho nada. Es la carrera que más corta se me hecho, en la vida. A pesar de que, el circuito no era precisamente suave, no me hace mella el paso del tiempo. Siento que, a ese ritmo podría haber hecho varias horas más. Acabo mucho más contento por esto que, por ganar. Todo lo que entrenado, parece que me puede servir para algo. Ahora falta ver cómo lo plasmo en mi distancia, las 24 horas.

La próxima carrera, ya de mi distancia habitual, será en Santiago de Compostela, donde espero comprobar si las sensaciones vividas en Puerto Lumbreras son ciertas o no. Además, me servirá como rodaje para la siguiente, a finales de mayo en Finale Ligure, donde se celebrará en Campeonato de Europa de 24 horas, uno de los mayores objetivos de la temporada (a nivel participativo, claro está; a nivel competitivo, queda muy lejos).

 Foto: Veloaventura

Fotos: CSJ

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